Georg Cantor intentó convencer a la Iglesia Católica de dos infinitos
La teoría de conjuntos de Cantor definía el Infinitum aeternum para Dios y el Infinitum creatum para los humanos. El matemático buscó el apoyo del Papa León XIII en la década de 1880, creyendo que su trabajo revelaba la naturaleza infinita de lo divino.
Una misión divina en la Iglesia
Georg Cantor, creador de la teoría de conjuntos, se dirigió a la Iglesia Católica cuando la comunidad matemática rechazó sus ideas. Consideraba que su teoría era un regalo del intelecto divino y que podía ayudar a la Iglesia a comprender el infinito. El Papa León XIII mostró interés por la ciencia, manteniendo un observatorio astronómico en el Vaticano.
Diálogo con las autoridades eclesiásticas
Cantor se carteó con el cardenal Johannes Franzelin, uno de los principales teólogos jesuitas. Franzelin reconoció en 1885 que el trabajo “no parecía hostil a los principios católicos”, pero advirtió que contenía un posible error de panteísmo. Cantor respondió detallando sus dos infinitos: el absoluto para Dios y el transfinito para los humanos.
Reacción final de la Iglesia
El cardenal Franzelin desestimó el peligro religioso de la teoría, pero pidió a Cantor que no volviera a escribirle. La Iglesia ignoró en gran medida sus intentos de validación, a pesar de los esfuerzos del matemático por contactar con otros religiosos.
Legado matemático entre crisis
Mientras buscaba apoyo eclesiástico, Cantor fundó la Deutsche Mathematiker Vereinigung y desarrolló su método de diagonalización. Aunque sufrió problemas de salud mental, siempre creyó que Dios guiaba su trabajo. Su teoría de conjuntos se convirtió en una piedra angular de la lógica matemática.
Antecedentes de una teoría revolucionaria
La teoría de conjuntos “ingenua” de Cantor provocó una revolución en las matemáticas del siglo XIX. Algunos colegas como Leopold Kronecker rechazaron sus ideas, mientras que David Hilbert se convirtió en su defensor. Cantor atribuía su trabajo a una misión divina.
Implicaciones de un rechazo histórico
El intento fallido de Cantor muestra el difícil diálogo entre ciencia y religión en su época. Aunque la Iglesia no adoptó sus conceptos del infinito, la teoría de conjuntos transformó las bases de las matemáticas modernas, confirmando su valor más allá del contexto religioso.