Chatbots difunden propaganda rusa sancionada sobre la guerra en Ucrania
Casi una quinta parte de las respuestas de los chatbots citan fuentes estatales rusas. Un estudio del Instituto de Diálogo Estratégico (ISD) revela que los asistentes de inteligencia artificial explotan vacíos de información.
Propaganda en modelos de lenguaje
La investigación analizó ChatGPT, Gemini, DeepSeek y Grok durante julio de 2025, comprobando que el problema persistía en octubre. Los chatbots citaron medios sancionados por la Unión Europea (UE) como RT, Sputnik y Strategic Culture Foundation.
Método de investigación
Los investigadores del ISD realizaron 300 consultas en cinco idiomas. Las preguntas maliciosas, que exigían respaldo a opiniones preconcebidas, generaron contenido ruso en un 25% de los casos.
Respuesta de las empresas y reguladores
OpenAI afirma que el estudio referencia resultados de búsqueda web, no respuestas generadas únicamente por sus modelos. La Comisión Europea señala que corresponde a los proveedores bloquear el acceso a medios sancionados.
Preocupación en la UE
El informe alerta sobre la capacidad de los Modelos de Lenguaje a Gran Escala (LLM) para restringir medios sancionados. ChatGPT superaba los 120 millones de usuarios mensuales en la UE, acercándose al umbral de Plataforma Online Muy Grande (VLOP).
Explotación de vacíos de información
La propaganda rusa aprovecha la falta de fuentes fiables en temas de actualidad. Redes de desinformación como Pravda inundan la web con contenidos falsos para influir en los modelos de IA.
Repercusión en el ecosistema informativo
Lukasz Olejnik, investigador del King’s College London, advierte que atacar esta infraestructura de información es una estrategia inteligente. La desinformación gana autoridad al ser repetida por modelos de IA occidentales.
Contexto de sanciones mediáticas
La UE ha sancionado al menos 27 medios rusos desde la invasión de Ucrania en 2022, acusados de desestabilizar Europa mediante desinformación.
Implicaciones para el futuro
El estudio plantea la necesidad de consenso entre las empresas sobre qué fuentes no deben referenciarse. Los expertos abogan por proporcionar contexto a los usuarios sobre los orígenes de la información, más allá de la simple eliminación de contenidos.