OpenAI lanza Sora, aplicación de vídeo IA con un millón de descargas
La aplicación Sora de OpenAI superó el millón de descargas en su primera semana. La plataforma genera vídeos de 10 segundos a partir de prompts y prohíbe subir contenido desde la galería del usuario.
Potencial creativo y riesgos inherentes
Como instrumento creativo, Sora es un cambio radical. Sin embargo, su capacidad para el daño es inseparable del milagro de lo que puede crear. El CEO Sam Altman reconoce que podría impulsar una explosión de creatividad, pero también contribuir a que todos seamos absorbidos por un feed de contenido optimizado.
Críticas a la conexión social artificial
Expertos como Rudy Fraser, creador de Blacksky, señalan que aplicaciones como Sora son inherentemente antisociales y nihilistas. Fraser afirma que estas plataformas han renunciado a fomentar la conexión humana real y buscan beneficiarse ofreciendo conexión artificial.
Un espejo de la era visual actual
Marlon Twyman, científico social de USC Annenberg, indica que Sora cambia por completo el significado de lo social. La aplicación no se trata de personas, sino de la visión del titular de la cuenta y lo que comunica sobre sus intereses. La plataforma prioriza el entretenimiento o el engaño sobre la autenticidad.
Futuro incierto en el ecosistema digital
Jeff Hancock, de Stanford, no cree que Sora sea el fin de las redes sociales tradicionales, sino una forma novedosa que se suma al ecosistema. Señala que el deseo de voyeurismo humano persiste, pues a la gente le gusta ver imágenes auténticas de personas reales.
Antecedentes de una plataforma adictiva
Sora está construida para ser adictiva, con vídeos de 10 segundos y scroll infinito. Los usuarios crean un ‘cameo’ digital de sí mismos introduciendo prompts, pero no pueden subir fotos o vídeos desde su galería. Su popularidad coincide con un momento de decadencia de la verdad, donde el hecho y la razón tienen un valor cada vez menor.
Implicaciones para la comunicación auténtica
La apuesta de Sora es que la gente prefiera la imaginación distorsionada a la comunicación basada en la realidad. Sin embargo, la aplicación malinterpreta la esencia de lo social al eliminar la necesidad de autenticidad y voz original, elementos que antes eran primordiales en las plataformas.