EEUU debe enfocarse más en ingeniería para competir con China
Dan Wang propone en su nuevo libro que EEUU sea un 20% más ingenieril. El analista contrasta la sociedad legalista estadounidense con el estado ingenieril chino. La obra se publicó el 27 de agosto de 2025.
Dos visiones de gobernanza
Dan Wang, fellow de la Institución Hoover, argumenta en su libro *Breakneck: China’s Quest to Engineer the Future* que EEUU es una «sociedad legalista», mientras que China es un «estado ingenieril». Esta diferencia se basa en la formación de sus élites: abogados en Washington frente a ingenieros en Beijing. Wang teoriza que esto moldea sus estilos de gobierno: énfasis en el cumplimiento y la paciencia frente a la preferencia por construir rápido y a lo grande.
La receta para la competencia
El marco de Wang no busca declarar ganadores, sino situar a los países en un espectro. Su prescripción es clara: «Para que EEUU sea un 20% más ingenieril, y para que China sea un 50% más legalista». El objetivo es que EEUU recupere su músculo ingenieril, que le permitió construir grandes infraestructuras en el pasado.
Lecciones desde el terreno
Wang utiliza el ejemplo de la construcción del metro para ilustrar la diferencia. Menciona a Robert Moses, el urbanista de Nueva York que construyó infraestructura icónica a gran velocidad, aunque con un coste social. Señala que Nueva York necesita otro constructor transformador que se centre más en los resultados que en el proceso. Contrasta esto con la velocidad de construcción en ciudades chinas como Wuhan.
Un pasado de grandes construcciones
Wang recuerda que EEUU solía ser más un estado ingenieril, citando la construcción de sistemas de canales, carreteras, ferrocarriles transcontinentales, las misiones Apolo y el Proyecto Manhattan como ejemplos de su capacidad pasada para emprender grandes proyectos de infraestructura.
Un futuro de aprendizaje mutuo
La conclusión subraya la necesidad de un equilibrio. Wang aboga por que EEUU aprenda de China y sea más acogedor con las inversiones de sus empresas tecnológicas, como BYD y CATL, que muestran interés en invertir allí. Simultáneamente, sugiere que China se beneficiaría de tener más salvaguardas procesales, aprendiendo así del enfoque legalista para evitar decisiones abruptas que puedan resultar irracionales.