Grandes automovilísticas globales registran pérdidas millonarias en 2025
Stellantis, Volvo y Ford anuncian resultados negativos en el primer semestre. La industria afronta una transición eléctrica compleja y la competencia china. Los planes de ingresos por software no han dado los frutos esperados.
Un panorama financiero en rojo
El sector automovilístico global se encuentra en una situación financiera crítica. Stellantis registró una pérdida neta de 2.300 millones de euros en el primer semestre de 2025, tras cancelar 3.300 millones de euros en activos relacionados con su plan estratégico de 2022. De forma paralela, Volvo reportó pérdidas por 837 millones de euros y Ford también anunció pérdidas en su segundo trimestre.
Factores de una crisis múltiple
Varios factores convergen para crear esta tormenta perfecta. La competencia china, con menores costes y vehículos eléctricos de calidad, está ganando cuota de mercado globalmente, alcanzando el 5% en Europa y el 10% en Latinoamérica. Además, los ingresos por suscripciones de software, una esperada fuente de beneficio, no han cumplido las expectativas. La industria se enfrenta al alto coste de desarrollar simultáneamente motores de combustión y vehículos eléctricos, mientras los mercados se fragmentan con normativas diferentes.
El desafío estratégico y la respuesta china
La velocidad de los cambios ha dejado obsoletos los planes a largo plazo. BYD, el mayor fabricante chino, rechaza el modelo de negocio basado en suscripciones de pago. Stella Li, vicepresidenta ejecutiva de BYD, declaró: «No es nuestro lema… no es lo que perseguimos para obtener ingresos adicionales». En contraste, fabricantes occidentales como Ford apuestan por monetizar software, especialmente en el segmento de vehículos comerciales, donde aseguran tener casi un millón de suscripciones para su software ‘Pro’.
De la euforia post-pandemia a la cruda realidad
Tras la Covid-19, el sector experimentó una euforia impulsada por beneficios récord debidos, en parte, a la escasez de chips que permitió subir precios. Esto alimentó planes ambiciosos, como el ‘Dare Forward 2030’ de Stellantis, que preveía 20.000 millones de euros en ingresos por software. Sin embargo, la transición hacia el vehículo eléctrico ha sido irregular y más lenta de lo previsto, y el esperado crecimiento de nuevos ingresos se ha demostrado como un espejismo, llevando a la industria de vuelta a los descuentos y los bajos márgenes.
Una carrera por adaptarse para sobrevivir
La conclusión es que la industria automovilística se encuentra en una encrucijada existencial sin una estrategia clara y universalmente aceptada para garantizar su rentabilidad futura. La fragmentación de los mercados y la presión competitiva obligan a los fabricantes a ser excelentes para sobrevivir. Como resumió Xavier Martinet de Hyundai: «No se puede ser del montón… hay que ser un sobresaliente como mínimo». La eficacia de las distintas apuestas, desde la reinvención manufacturera de Ford hasta el rechazo a las suscripciones de BYD, se evaluará en los próximos años.