Empresas incentivan a empleados con viajes de lujo tras la pandemia
El gasto en viajes corporativos premium creció un 46% desde 2014. Grandes tecnológicas y financieras organizan experiencias exclusivas en destinos como Bali o París para motivar a sus mejores vendedores. La tendencia se disparó tras el Covid-19, según agencias especializadas.
«Ahora es una carrera por superar lo imposible»
Compañías como Microsoft, Salesforce o LinkedIn ofrecen estancias en hoteles Five Stars y actividades únicas como cenas privadas en la Torre Eiffel o carreras de F1 en Abu Dabi. «Antes eran viajes a Miami; ahora compiten por llevar empleados a Asia en business class», explica Sean Hoff de Moniker Partners. Un solo evento puede costar 25.000 dólares por persona.
Impacto en productividad
Según la Fundación de Investigación de Incentivos, estos programas aumentan las ventas un 18% y generan un retorno del 112% para las empresas. «Los equipos ocultan sus resultados hasta el último día para clasificar», revela un ejecutivo del sector de licores.
Lujo contra la soledad digital
Con el auge del teletrabajo y la IA, las empresas buscan fortalecer vínculos humanos. «La tecnología aisla; estos viajes son clave para la cohesión», afirma Gary McCreary de GLM Luxury Events. Su último proyecto: un crucero en yates Ritz-Carlton por el Adriático para ejecutivos, a 75.000 dólares por pareja.
De incentivos a símbolos de estatus
Lo que antes eran regalos corporativos (camisetas o botellas de agua) ahora son experiencias exclusivas: clases de esgrima samurái en Japón o cenas en palacios UNESCO. «La gente quiere algo que no pueda conseguir por sí sola», destaca Chardell Robinson de Cadence Travel.
Cuando el despilfarro era la norma
En 2014, EE.UU. gastaba 22.000 millones en viajes incentivo, pero la pandemia aceleró la tendencia hacia lo excepcional. Salesforce llegó a contratar a Katy Perry para un evento en Hawái, aunque luego recortó gastos tras despidos masivos.
¿Sobrevivirán a la recesión?
Algunas empresas reducen participantes (LinkedIn pasó del 20% al 5% de empleados elegibles), pero mantienen el lujo. «Si deja de ser legendario, pierde sentido», sentencia un exdirector de ventas. La clave sigue siendo motivar con lo inalcanzable.