Mastercard niega presionar a plataformas de juegos, pero Valve contradice su versión
La empresa de pagos asegura no haber exigido restricciones, mientras Valve afirma que los procesadores actuaron bajo sus reglas. El conflicto surge tras la eliminación de juegos con contenido adulto en Steam e Itch.io. Mastercard y Valve difieren en su relato sobre el origen de las medidas.
«No evaluamos juegos ni impusimos restricciones»
Mastercard emitió un comunicado el 3 de agosto negando haber presionado a plataformas como Steam: «No hemos evaluado ningún juego ni requerido limitaciones», declaró. La empresa atribuyó las decisiones a los propios comercios, aunque exigió controles para evitar «compras ilegales, incluido contenido adulto ilegal».
La carta que encendió la polémica
El grupo activista Collective Shout había acusado a Mastercard, Visa y PayPal de permitir juegos como «No Mercy», que incluyen escenas de abuso. Tras esto, Steam e Itch.io anunciaron restricciones, citando normas de sus «procesadores de pago y bancos asociados».
Valve desmiente a Mastercard
La dueña de Steam respondió que los procesadores advirtieron del «riesgo para la marca Mastercard» y aplicaron una regla contra transacciones «ilegales o dañinas». Valve aseguró que intentó explicar su política desde 2018, pero los intermediarios «rechazaron» su postura.
Itch.io negocia mientras reajusta
La plataforma está reindexando juegos adultos gratuitos, pero Stripe (su procesador) confirmó que no soporta «contenido sexual explícito» por exigencias de sus socios bancarios.
Un pulso entre intermediarios y plataformas
El conflicto refleja la influencia de los sistemas de pago en la distribución digital. Steam ya había aplicado filtros legales desde 2018, pero las reglas de marcas como Mastercard añaden otra capa de restricciones.
Las reglas del juego cambian sin diálogo
La discrepancia entre Mastercard y Valve muestra cómo las decisiones sobre contenido pueden depender de intermediarios financieros, incluso sin comunicación directa. Las plataformas ajustan sus políticas, pero los usuarios finales ven limitado su acceso.