Adicto a la pornografía AI advierte sobre su peligrosa adicción
Un joven de 26 años relata cómo el contenido hiperrealista lo arrastró a un consumo compulsivo. Expertos alertan sobre el impacto en la salud mental y las relaciones personales. El caso refleja un debate creciente sobre los riesgos de la tecnología en conductas sexuales.
«Buscaba esa dosis de emoción imposible»
Kyle, un estadounidense de 26 años, describe cómo su adicción a la pornografía AI comenzó en 2024 con imágenes de «mujeres con pechos y caderas exageradas, irreales». «Me sedujo lo caricaturesco, lo que no existe en la vida real», confiesa. Llegó a masturbarse por hábito o obligación, incluso afectando su relación de siete años.
El círculo vicioso de la tecnología
Redes como Instagram y X lo llevaron a foros como r/BustyAIBabes, donde consumía contenido cada vez más extremo. «Cuando ya no me excitaba, buscaba algo más intenso», admite. Terapeutas como Leor Ram advierten que la IA amplifica conductas compulsivas preexistentes, especialmente en personas vulnerables.
La comunidad científica divide opiniones
El trastorno de comportamiento sexual compulsivo (CSBD, por sus siglas en inglés) no está reconocido oficialmente por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Sin embargo, plataformas como NoFap, con 1.2 millones de usuarios, ya alertan sobre la adicción a la pornografía AI. «Es el dios mismo, te atrapa», escribió un miembro.
Impacto en las relaciones humanas
Terapeutas como Ross Crothers señalan que la IA podría reducir el interés en relaciones reales. «Una vez establecida la conexión neural con el placer artificial, otras experiencias pierden intensidad», explica. Kyle reconoce que su pareja notó distanciamiento y problemas de desempeño sexual.
Un mercado en auge con riesgos éticos
Sitios como Undress.cc generan unos 36 millones de dólares anuales con «deepfakes» no consensuados. Pornhub permite contenido AI solo si los creadores verifican su autoría, pero búsquedas como «Hentai» (193% más popular en Gen Z) reflejan la demanda. YouTube registra picos de interés en Suecia, Australia y Canadá.
¿Un refugio o una trampa?
Kyle logró reducir su consumo tras unirse a NoFap, pero advierte: «Es peor que lo real». Expertos como Paula Hall subrayan que el problema no es la tecnología, sino su uso. Con una «epidemia de soledad» y crisis de salud mental en jóvenes, la pornografía AI podría profundizar el aislamiento, aunque también servir como puente para quienes temen las relaciones humanas.