Exinvestigadores de Google crean Asimov, un agente de IA para entender código
El sistema analiza mensajes y documentación para aprender el proceso de desarrollo de software. Desarrollado por la startup Reflection, busca ser un paso hacia la superinteligencia artificial. Presentado hoy en Nueva York por exmiembros de Google DeepMind.
«Enseñar a la IA a dominar el código es la vía más natural»
El agente Asimov, creado por la startup Reflection, se alimenta de correos, mensajes de Slack y actualizaciones de proyectos para «comprender cómo se construye el software», según su CEO, Misha Laskin. A diferencia de otros asistentes, prioriza leer código antes que generarlo, enfocándose en la colaboración en equipos.
¿Cómo funciona?
Asimov combina múltiples agentes especializados: unos recuperan información y otro sintetiza respuestas. Reflection afirma que, en pruebas con desarrolladores de código abierto, el 82% prefirió sus respuestas frente al 63% de Claude Code (Anthropic). Sin embargo, expertos como Daniel Jackson (MIT) advierten sobre posibles «costes computacionales y riesgos de seguridad» al acceder a mensajes privados.
La apuesta por el aprendizaje reforzado
El CTO Ioannis Antonoglou, pionero en aprendizaje reforzado (técnica usada en AlphaGo), aplica este método para que Asimov «descomponga problemas en pasos manejables». La startup entrena modelos personalizados con datos sintéticos y anotaciones humanas, evitando usar información de clientes.
La carrera hacia la superinteligencia
Reflection compite con gigantes como Meta, que ha creado un Laboratorio de Superinteligencia con grandes inversiones. Su visión es que Asimov evolucione hacia un «oráculo del conocimiento institucional», capaz de crear algoritmos y hardware de forma autónoma. De momento, exploran usos prácticos en equipos de ventas técnicas.
Un futuro de IA autodidacta
El éxito de Asimov dependerá de su capacidad para escalar en un mercado dominado por actores con más recursos. Su enfoque en aprender del proceso humano podría marcar diferencias, aunque los desafíos técnicos y de seguridad persisten.