Gobierno de Trump destinará 1.000 millones a ciberataques ofensivos
El Departamento de Defensa invertirá el presupuesto en operaciones contra rivales geopolíticos. La medida, incluida en la «One Big Beautiful Bill», prioriza el Comando Indo-Pacífico y recorta fondos para ciberseguridad defensiva. Críticos advierten riesgos de represalias contra infraestructuras civiles.
«Un giro peligroso en la estrategia cibernética»
La administración Trump asignará 1.000 millones de dólares en cuatro años a operaciones ofensivas, según el texto legal. No se especifican herramientas ni objetivos concretos, pero el presupuesto menciona reforzar capacidades en la región Asia-Pacífico, donde China es el principal adversario. «Esto invitará a represalias contra hospitales y empresas», alertó el senador Ron Wyden.
Recortes en defensa y críticas
La ley reduce 1.000 millones del presupuesto defensivo, afectando a agencias como CISA. Wyden denunció que el país queda «expuesto a ataques extranjeros». Un tribunal federal obligó a reincorporar a 130 empleados despedidos, pero los fondos no se recuperaron en su totalidad.
Operaciones ofensivas: espionaje y vulnerabilidades
Estas acciones incluyen explotar fallos desconocidos (zero-day) o usar spyware para robar datos. También cubren infraestructura para ataques e inteligencia, como compra de tráfico en internet («netflow»). Ni la Casa Blanca ni el Pentágono aclararon detalles sobre su implementación.
Un escenario de tensiones con China
La decisión llega en un contexto de crecientes amenazas cibernéticas desde China y recortes a programas defensivos. La administración Trump prioriza capacidades ofensivas pese a advertencias sobre vulnerabilidad de sectores civiles.
¿Mayor poder o mayor riesgo?
El impacto de esta estrategia dependerá de su ejecución y posibles respuestas de adversarios. Los críticos insisten en que debilitar la defensa expone a ciudadanos y empresas a ataques sin capacidad de reacción.