Filtraciones corporativas revelan el funcionamiento de sistemas chinos de propaganda y vigilancia
Documentos internos de dos empresas chinas muestran que operan con lógica comercial similar a sus pares occidentales. Las filtraciones detallan cómo empresas como Geedge y GoLaxy desarrollan y venden tecnología de censura y análisis de redes a gobiernos, colaborando con instituciones académicas y adaptándose a las demandas del mercado.
El negocio detrás del control
Una filtración de Geedge Networks muestra que comercializa una versión del «Gran Cortafuegos» a al menos cuatro países: Kazajistán, Pakistán, Etiopía y Myanmar. Los investigadores que examinaron los archivos describen su modelo como «autoritarismo digital como servicio». Paralelamente, un documento de 399 páginas filtrado de GoLaxy, una empresa que utiliza IA para analizar redes sociales y generar materiales de propaganda, refuerza la misma idea: estas empresas funcionan con dinámicas de mercado.
Estrategias comerciales y clientela
Ambas empresas mantienen relaciones cercanas con la Academia China de Ciencias (CAS), la principal institución de investigación afiliada al gobierno. Sin embargo, operan como empresas privadas que compiten por contratos gubernamentales. El documento de GoLaxy muestra que asignaba objetivos de ventas a sus empleados y aspiraba a asegurar 42 millones de RMB (unos 5,9 millones de dólares) en contratos con agencias gubernamentales chinas en 2020. Su clientela incluía ramas del ejército chino, seguridad del estado y departamentos de policía provinciales.
Un ecosistema impulsado por el mercado
La industria de la vigilancia y la propaganda en China está impulsada tanto por fuerzas económicas como por la ideología política. Shazeda Ahmed, académica de UCLA, señala que «las ventas a menudo parecían estar más motivadas por la lógica de mercado que por un gran plan para hacer el mundo más autoritario». El documento de GoLaxy incluso se compara con la empresa occidental Cambridge Analytica, destacando su papel en campañas políticas internacionales para explicar la importancia de su trabajo.
Paralelismos inesperados
El desarrollo de esta tecnología en China sigue un patrón familiar: los académicos ven oportunidades para comercializar su investigación y fundan startups, que luego compiten por contratos gubernamentales, tal como ocurre en Occidente. La diferencia clave radica en la opacidad: su trabajo sale a la luz sólo cuando unos documentos se filtran a internet.
Una realidad más compleja
Estas filtraciones pintan una realidad donde los esfuerzos de censura y propaganda deben ser comercializados, financiados y mantenidos. Se moldean tanto por la lógica de los objetivos financieros trimestrales y las licitaciones competitivas como por la ideología, con la salvedad de que los clientes son gobiernos y los productos pueden controlar o moldear sociedades enteras.