NASA pierde a un cuarto de su plantilla por recortes presupuestarios
Unos 4.000 empleados abandonan la agencia espacial estadounidense en 2025. La medida se produce tras propuestas de recorte del 24% en el presupuesto general y del 50% en ciencia. El éxodo incluye a altos cargos y talento joven.
Éxodo silencioso en Houston
Steve Rader, un ingeniero con 36 años en el Centro Espacial Johnson, relata cómo la atmósfera se volvió de «tristeza y paranoia». En una reunión con diez de sus líderes, la mitad anunció su marcha. «Uno de ellos se muda a Costa Rica por miedo a lo que está pasando», afirmó Rader, quien también decidió jubilarse en febrero.
Impacto en misiones clave
Los recortes propuestos supondrían el fin de 41 misiones planificadas o en curso, según la Planetary Society. Entre ellas se incluye la misión Mars Sample Return, que busca traer muestras prístinas de suelo marciano a la Tierra, y el abandono del seguimiento del cambio climático.
Una agencia en modo supervivencia
La administración Trump proyecta un presupuesto congelado para la NASA hasta al menos 2030. Casey Dreier, jefe de política espacial de la Planetary Society, advierte que los recursos retrocederían a niveles anteriores a 1961, ajustados por inflación. La agencia lleva sin un administrador titular desde enero.
La voz disidente del personal
En julio, más de 300 empleados de la NASA firmaron «La Declaración Voyager», una carta pública que denuncia cambios «rápidos y derrochadores» que han «socavado la misión de la NASA y causado impactos catastróficos en su fuerza laboral».
El fin de una era de ambición colectiva
La NASA, con el 67% de aprobación bipartidista en EE.UU. en 2024, era considerada un pilar de la grandeza del país. Su reputación como lugar donde los brillantes trabajan en lo nunca hecho se erosiona. Los científicos y líderes que huyen no volverán, yendo al sector privado u otros países.
Cerrando los ojos al cosmos
El daño trasciende lo técnico. Dreier lo describe como «una disminución de nuestra propia visión y ambición» y «cerrar literalmente los ojos al cosmos y volverse hacia dentro». Se pierde la capacidad de asombro y de creer en hazañas colectivas, como el telescopio James Webb, que ofrecía una ambición a la vez humilde y sin límites.