Mark Zuckerberg amplía su polémico complejo en Hawái sobre un cementerio
El CEO de Meta ha comprado 962 acres más en Kauai, aumentando sus propiedades a 2.300 acres. Su proyecto, valorado en más de 300 millones de dólares, incluye edificios misteriosos y genera preocupación por el impacto en terrenos sagrados.
«Un complejo que borra historias»
Julian Ako, descendiente de una familia nativa, confirmó que el terreno alberga tumbas de sus ancestros, registradas en 2015 pero aún bajo estricta supervisión del equipo de Zuckerberg. «Si encuentran más restos, los trabajadores no podrán denunciarlo por los acuerdos de confidencialidad», advierte Ako, miembro del Consejo de Sepulturas de Oahu. La agencia estatal reconoce que podría haber más sitios funerarios.
Expansión y secretismo
Zuckerberg adquirió en 2024 un rancho adyacente por unos 65 millones de dólares, según fuentes cercanas. Su portavoz, Brandi Hoffine Barr, defiende que el 90% del terreno se dedica a agricultura y conservación, aunque el complejo ya incluye mansiones, búnkeres y alojamientos para 100 personas. Documentos revelan nuevas construcciones con 16 dormitorios cada una y sistemas de seguridad extremos.
Impacto en la comunidad local
Mientras Zuckerberg dona a escuelas y viviendas sociales, el precio de la tierra se dispara, dificultando el acceso a propiedades para los residentes. «Hawái dejará de ser Hawái si esto continúa», lamenta Puali‘i Rossi, profesor de estudios nativos. Otros magnates como Jeff Bezos y Oprah Winfrey también poseen terrenos en las islas.
De plantaciones de azúcar a búnkeres de lujo
El terreno comprado en 2025 pertenecía a un trust vinculado a la era de las plantaciones azucareras. Zuckerberg hereda así un legado colonial, aunque su equipo insiste en cancelar proyectos urbanísticos previos. En 2016, el CEO intentó sin éxito eliminar derechos ancestrales (kuleana) mediante demandas judiciales.
¿Un paraíso privatizado?
El proyecto refleja la creciente adquisición de Hawái por billonarios, con consecuencias económicas y culturales. La incógnita persiste: ¿qué busca Zuckerberg con este complejo ultrasecreto? Mientras, las paredes de piedra y los guardias blindan su visión privada del paraíso.