Expertos descartan que siembra de nubes causara las inundaciones en Texas
Científicos afirman que la startup Rainmaker no influyó en las lluvias extremas. Las declaraciones responden a teorías que vinculaban su tecnología con el desastre ocurrido el 11 de julio de 2025. Investigadores explican los límites de esta práctica meteorológica.
«La atmósfera procesaba trillones de galones, no millones»
Katja Friedrich, científica de la Universidad de Colorado Boulder, y Bob Rauber, de la Universidad de Illinois, desmintieron categóricamente que la siembra de nubes —inyección de partículas como yoduro de plata para estimular precipitaciones— tuviera relación con las inundaciones. «El aire manipulado días antes ya estaba en Canadá cuando ocurrió la tormenta», precisó Rauber.
Los datos no mienten
Un estudio de 2017 demostró que dos horas de siembra generaron solo 186 millones de galones de agua, una cantidad insignificante frente a los trillones liberados en Texas. Además, las nubes de verano en la región «son efímeras y poco productivas», según Rauber. La técnica, usada desde los años 50, es efectiva principalmente en nubes orográficas de montaña.
Entre mitos y realidad
La startup Rainmaker operaba en la zona antes del desastre, pero su impacto habría sido un «error de redondeo». Friedrich tachó las acusaciones de «teoría conspirativa». Empresas como Idaho Power usan esta tecnología para aumentar nevadas invernales y almacenar agua, pero su aplicación en tormentas estivales es limitada.
Una técnica con décadas en el radar
La siembra de nubes surgió en los años 50 para combatir sequías y mejorar reservorios. Su eficacia se estudia con mayor precisión desde 2017, gracias a avances tecnológicos. En EE.UU., se emplea principalmente en el oeste montañoso durante inviernos.
La naturaleza sigue mandando
Los expertos recalcan que fenómenos extremos como las inundaciones en Texas responden a dinámicas atmosféricas complejas. La siembra de nubes, aunque útil en contextos específicos, no altera eventos climáticos a gran escala.