Consultor político italiano es la última víctima confirmada del spyware Paragon
Un consultor político italiano es la última víctima confirmada del programa espía Paragon. Este caso evidencia que el software de vigilancia gubernamental se prolifera más allá de criminales y terroristas, alcanzando a periodistas, activistas y opositores políticos en regímenes represivos y democracias.
La falsa premisa de un uso limitado
Los fabricantes defendían que su tecnología era para casos limitados contra criminales graves. Sin embargo, docenas de casos documentados demuestran que el espionaje se extiende a blancos fuera de ese ámbito.
Mecanismos que facilitan el abuso
Los gobiernos pagan una tarifa inicial basada en el número de objetivos que pueden vigilar simultáneamente. Sistemas como Pegasus de NSO Group o Graphite de Paragon operan mediante consolas donde se introduce un número de teléfono, haciendo el targeting extremadamente sencillo.
Impunidad y tentación de abusar
John Scott-Railton, de The Citizen Lab, afirma que este spyware conlleva una «enorme tentación de abuso» y debe tratarse como una amenaza para la democracia. La falta de transparencia y rendición de cuentas permite a los gobiernos usar la tecnología sin miedo a consecuencias.
Antecedentes de vigilancia descontrolada
Países como Marruecos, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí han sido descubiertos espiando a periodistas y activistas. La investigadora Runa Sandvik mantiene una lista en expansión de casos de abuso de spyware en el mundo.
Esfuerzos por controlar el mercado
Algunas empresas como Paragon y NSO Group han cortado relaciones con clientes gubernamentales por abusos. Países como Grecia y Polonia investigan casos, y Estados Unidos impuso sanciones a fabricantes. Un grupo de naciones liderado por Reino Unido y Francia intenta frenar el mercado mediante diplomacia.